La fibrosis quística pulmonar afecta a los pulmones y a otros órganos como por ejemplo el páncreas. Su manifestación se desarrolla con la acumulación de mucosidad en los pulmones, lo que produce infecciones pulmonares y problemas digestivos que pueden llegar a ser muy graves.
Los síntomas de fibrosis quística que un recién nacido puede presentar son retraso en el crecimiento o en el aumento de peso, no realizar deposiciones los dos primeros días de vida, o tener la piel salada. Cuando los niños son más mayores pueden quejarse de dolor de barriga por estreñimiento, abdomen hinchado, pérdida de peso, heces de color claro, de muy mal olor y con mucosidad, tos, neumonía recurrente, cansancio, dolor o presión en la cara o congestión nasal.
Si observas en tu hijo/a algunos de estos síntomas, hazle la prueba de fibrosis quística para saber si es portador del gen culpable del desarrollo de la enfermedad y, si sale positivo, acude al neumólogo para que pueda realizar otras pruebas complementarias como Radiografía de tórax (Frontal y lateral), TAC, ecografía, etc. para valorar el alcance de la afección y empezar a tratarla para aliviar los síntomas y mejorar así su calidad de vida.