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Si eres diabético y has detectado una herida, corte o ampolla en el pie, es importante acudir a un especialista para evitar que pueda convertirse en una infección muy grave.
Se llama Pie Diabético a las afecciones del pie (planta o nudillos de los dedos del pie) que se pueden desarrollar principalmente en personas enfermas de diabetes como pérdida de la sensibilidad, hormigueos, calambres y úlceras que, si se infectan, pueden resultar graves y en ocasiones necesitar de amputación del miembro ulcerado.
El déficit circulatorio y la neuropatía propia de una persona con diabetes puede alterar su sensibilidad al calor o el dolor y esto le puede impedir sentir que una herida o quemadura que se está infectando.
Por eso, cuando un paciente diabético observa una llaga o herida abierta en esta zona hay que ir a un especialista para que pueda hacer un diagnóstico de pie diabético, detectar qué lo causa e iniciar el tratamiento más adecuado lo antes posible.
Una vez realizado el diagnóstico, el equipo de enfermería se encarga de hacer las curas, limpia y desinfecta la zona de la herida, elimina el tejido que se forma alrededor de la úlcera, coloca apósitos en la misma e indica al paciente, en caso de precisar tratamiento, los antibióticos que debe tomarse, valorados por el cirujano vascular. El enfermero o enfermera anota el estado y medida de la lesión para que se pueda hacer una comparación en la siguiente visita de control.
En ocasiones, se recomienda utilizar una bota ortopédica especialmente diseñada y a medida para no efectuar presión sobre la úlcera plantar. A medida que vaya cambiando la medida de la úlcera también se van cambiando las plantillas de descarga para no dañar la herida.
Si no se utiliza bota ortopédica el paciente debe evitar la presión de la zona afectada haciendo reposo en cama o evitando apoyar el pie en el suelo.
En la segunda visita, se observa cómo ha evolucionado la herida y se comprueba si el tratamiento ha sido un éxito o no, determinando si precisa posteriores controles.
Unos pies sanos y cuidados son vitales para nuestra calidad de vida. Si tienes alguna dolencia como durezas, callos, malformaciones o dermatitis, o simplemente quieres lucir unos pies saludables, una sesión de quiropodia es tu mejor opción.
Si has detectado que parte de tu uña se clava en la piel del dedo, puede que se trate de uña encarnada. Antes de que síntomas como el dolor o el mal olor se agraven, consulta con un podólogo.
¿Te duele la espalda o las articulaciones? Podría existir un problema en tu forma de caminar. Detéctalo con un estudio biomecánico de la marcha.