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Si tienes callos, uña encarnada, úlceras, papilomas, durezas, micosis, verrugas, hongos o exceso de sudoración, debes acudir al podólogo para que te realice una quiropodia para evitar lesiones más graves. Además, resulta muy recomendable para todas las personas diabéticas.
Las causas por las que se pueden producir estas afecciones pueden ser la forma de la pisada que realizamos, problemas posturales, calzado inadecuado o deformación de los huesos de los pies. Pero, aunque no tengas ningún dolor, es muy recomendable acudir al podólogo para que te revise los pies por si hay alguna afección que aún no se ha manifestado con dolor pero que ya está presente.
Una vez el podólogo te haya realizado la quiropodia, dependiendo de la afección, te informará sobre los cuidados médicos e higiénicos que debes seguir para conservar su buen estado y que así tengan el mejor funcionamiento posible.