La rinoscopia o endoscopia nasal te puede ayudar a descubrir por qué funciona incorrectamente tu sistema respiratorio.
Seguramente estás valorando la posibilidad de hacerte una rinoscopia o tu médico otorrinolaringólogo te la ha recomendado porque tienes síntomas como dolor en la cara, garganta y/o cabeza, fiebre, dificultad para respirar, mal aliento, congestión y secreción excesiva de flujo nasal, tos que empeora por la noche, episodios de sangrado de la nariz, pérdida del sentido del olfato, cansancio y/o malestar general, etc.
Con esta prueba el especialista puede examinar el interior de la nariz, los senos paranasales y, en caso necesario, hacer una biopsia, eliminar pólipos, mucosidad u objetos extraños, para confirmar que el tabique está desviado antes de realizar una intervención quirúrgica.
Dependiendo del resultado de la endoscopia nasal, es posible que tu otorrinolaringólogo necesite de otras pruebas para completar el diagnóstico, como por ejemplo, TAC o resonancia magnética.