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Revista médica Tumedico.es (ISSN: 2696-8894)

Fimosis: Qué es, síntomas y tratamiento

Fimosis: Qué es, síntomas y tratamiento
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Publicado por: Ángel Amilibia Hergueta

Uno de los problemas que puede padecer el hombre desde joven es la fimosis, ya que se ve incapaz de descubrir el glande, lo que se denomina la retracción de la piel prepucial, y se requiere, por tanto, una intervención quirúrgica con el fin de eliminar la parte sobrante que rodea al pene. La detección tardía o la ausencia de un tratamiento puede derivar en problemas mucho mayores, como puede ser una infección o la dificultad a la hora de tener relaciones sexuales. Por eso, es conveniente conocer más de cerca qué es y cómo se presenta esta patología.

¿Realmente tenemos un conocimiento de lo que es la fimosis, sus síntomas y tratamiento? ¿Se sabe cuál es su tratamiento? Para tener un conocimiento más amplio sobre este asunto, en el presente artículo vamos a realizar un análisis más preciso sobre la fimosis en el hombre.

¿Qué es la fimosis?

La fimosis se puede considerar como el estrangulamiento del orificio del prepucio. Esto imposibilita que se pueda retraer la piel por encima de la punta del pene, ya que resulta demasiado estrecho para que pueda salir el glande. Esta patología se puede detectar desde temprana edad; en este sentido, resulta evidente para el individuo, algo que puede dificultar la práctica sexual en el futuro o, incluso, al orinar.

Generalmente, todos los varones recién nacidos tienen fimosis; sin embargo, va desapareciendo según avanza la infancia y al alcanzar la pubertad. El prepucio se encuentra fusionado con el glande y, básicamente, no se puede retraer. Sí que es cierto que algunos médicos consideran intervenir quirúrgicamente antes de que el individuo se haga más mayor para mejorar el estado del pene. 

No obstante, a los 13 años, aproximadamente, el prepucio debería retraerse fácilmente, pero si esto no es posible, entonces es lo que se puede considerar como fimosis.

Causas y tipos de fimosis 

Los detritus epiteliales formados entre el glande y el prepucio separan las dos partes. La causa de la fimosis viene en la dificultad de volver a cubrir el pene tras el descenso. Cuando el pene está erecto, si no se nota la presión, entonces no hay fimosis y, por otro lado, el exceso de piel tampoco se considera fimosis. Solamente se diagnostica cuando existe una imposibilidad a la hora de retirar la piel, ya que queda bastante prieta al glande y tampoco se logra un desplazamiento de la misma.

 

Para entender las tipologías existentes, debemos hablar de 3 tipos de fimosis. Por un lado, se encuentra la puntiforme, basada en el estrechamiento del prepucio justo en la zona del orificio del pene. Otro caso es el cicatricial, que se caracteriza por el endurecimiento de la parte externa de la piel del orificio. Finalmente, hay que señalar la fimosis anular, que se considera la incapacidad del prepucio para retraerse dando lugar, así, a un anillo en torno al glande, algo que impide la visualización del surco balánico.

Síntomas de la fimosis

Uno de los síntomas que se presentan cuando se padece fimosis es la estrechez del prepucio. En realidad, esto es una cuestión fisiológica, ya que se puede comprobar de manera evidente cómo la piel no puede retraerse y, por tanto, resulta imposible la aparición del glande. Esto puede ocasionar diferentes efectos que, a largo plazo, pueden resultar muy molestos, por lo que se necesita un tratamiento o intervención para mejorar el estado de salud del paciente.

Por un lado, hay que señalar uno de los problemas que peores consecuencias conlleva: dolor durante la micción. Cada vez que se va a orinar, se percibe cierto dolor e incomodidad que, en general, puede suponer un malestar personal realmente molesto. Resulta poco apetecible que cada vez que existan ganas de miccionar se vaya a sentir un dolor que, por otro lado, se puede solucionar.

Otro síntoma a tener en cuenta son las infecciones en el glande o la parafimosis. Esto suele ocurrir únicamente a aquellos varones que no han sido circuncidados. Se considera una enfermedad que se genera cuando el prepucio se queda retraído por detrás de la cabeza del pene, es decir, del glande. 

De este modo, se puede generar una inflamación severa y muy acusada, ya que el prepucio no es capaz de regresar a la posición inicial. No obstante, es importante no confundir con la fimosis convencional.

Tratamiento de la fimosis 

En primer lugar, hay que señalar que no es posible prevenir la fimosis de origen congénito. Solamente se puede prevenir la que tiene que ver con la higiene personal. Los cuidados y atención sobre el pene puede ser un principio interesante para evitar posibles complicaciones o la parafimosis. En el fondo, merece la pena aplicar un tratamiento que sea eficaz y que pueda ayudar a solventar un problema que, a largo plazo, puede ocasionar mayores problemas, sobre todo cuando se llega a edad adulta y no se ha puesto solución.

Cuando la fimosis es un caso leve, puede solucionarse a través de la aplicación de cremas con corticoides. De esta manera, se logra un aumento considerable de la laxitud cutánea. Se favorece, así, la retracción de la piel y se facilita la salida del glande. De todas formas, no es recomendable abusar de estas cremas ni tampoco se deben utilizar si no se padece un problema de fimosis.

Probablemente, la circuncisión sea el mejor tratamiento para su solución. Consiste en la resección de la zona cutánea estrecha. Se consigue una retracción más cómoda y sencilla y se elimina la posibilidad de que puedan generarse otros problemas de mayor envergadura. Además, el glande se acostumbra a estar fuera de la piel y se acondiciona a las nuevas circunstancias, aunque al principio pueda resultar un poco molesto.

En definitiva, la fimosis es una de las patologías que puede estar presente en un amplio número de personas. La cuestión está en que se apliquen los remedios y cuidados necesarios a la hora de encontrar una solución. Todo es cuestión de acudir al médico que, a su vez, deriva al especialista con quien se puede comenzar un tratamiento.

Bibliografía:

  • Biserte, J. (2008). Fimosis. EMC-Urología, 40(2), 1-8.
  • Castro, F., Castro, F., & Raby, T. (2010). Fimosis y Circuncisión. Revista chilena de pediatría, 81(2), 160-165.
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