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Publicado por: Ángel Amilibia Hergueta
Cada vez son más los bebés que a edades muy tempranas manifiestan intolerancia al gluten, y que por lo tanto se pueden tipificar como celíacos. Estos bebés precisan de una alimentación especial que les evite la inflamación del intestino delgado que sufren de forma habitual al ingerir esta proteína, ya que este efecto les dificulta la absorción de los nutrientes y deriva en muchos casos en una pérdida de apetito del bebé, así como en problemas intestinales como vómitos o diarreas. Además, muchas veces esto conlleva una evidente pérdida de peso y un efecto en el estado de ánimo del niño. Por lo tanto es importantísimo detectar a tiempo la intolerancia al gluten y tratarla de forma adecuada para que no afecte a la calidad de vida del bebé ni a su desarrollo.
Normalmente la alergia al gluten se detecta alrededor de los 5 meses de edad, cuando se van introduciendo de manera paulatina los cereales en forma de papilla en la alimentación del bebé, y es que el gluten no es más que una proteína que se encuentra en cereales como la avena, el centeno, la cebada y sobre todo en el trigo. Por lo tanto son alimentos prohibidos para niños con gluten algunos alimentos tan comunes el pan, las galletas y la pasta no fabricados específicamente sin dicha proteína.
Si al empezar a tomar alimentos con gluten observamos que el bebé manifiesta varios de los problemas descritos, es de gran importancia realizar las pruebas necesarias para verificar o descartar la celiaquía lo antes posible. Un médico debe realizar un reconocimiento y un análisis de sangre que faciliten el diagnóstico, si bien suele ser necesario realizar también una biopsia del intestino para determinar el grado de afectación del intestino.
Una vez diagnosticada la intolerancia, la única manera de afrontar la celiaquía de un bebé o de un niño de edad algo más avanzada es controlar su alimentación y asegurar que realizan una dieta cien por cien exenta de gluten. Para ello hay que prestar atención especial al etiquetaje de los alimentos que se compran elaborados o precocinados, buscando los alimentos sin gluten. Y en casa, tener especial precaución seleccionando los menús que se adapten a las necesidades del bebé.
Sin embargo, esto suele ser más algo complicado de lo que parece cuando el bebé crece ya que los niños no solamente comen en el hogar familiar, también suelen hacerlo en la escuela, pueden hacerlo en un restaurante, o en acontecimientos como una fiesta infantil en la que múltiples productos tienen gluten, desde los bocadillos a muchas de las chucherías que se ofrecen de forma habitual. En este sentido resulta clave una concienciación del propio niño afectado, sin dramatizar pero ofreciéndole la información que necesita para evitar comer alimentos que luego le pueden generar malestar.