Publicado por: Ángel Amilibia Hergueta | ISNI: 0000000517782974
Según la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), un 10% de las personas españoles sufren algún trastorno relacionado con la tiroides, de los cuales entre el 40% y el 60% no lo saben.
La glándula tiroides es una estructura en forma de mariposa ubicada en la base del cuello. A pesar de su pequeño tamaño, su función es clave: regula el metabolismo, la energía, la temperatura corporal y muchas funciones vitales gracias a la producción de hormonas como la T3 (triyodotironina) y la T4 (tiroxina).
Cuando esta glándula no funciona correctamente, puede alterar el equilibrio hormonal general del cuerpo, con consecuencias en el sistema nervioso, digestivo, muscular, cardiovascular y reproductivo.
Muchas personas viven con alteraciones en esta glándula esencial sin experimentar síntomas evidentes. El desequilibrio hormonal puede estar presente, aunque no haya señales perceptibles. En este artículo te explicamos qué es la tiroides asintomática, la tiroiditis silenciosa, cómo detectarla a tiempo y por qué es clave prestarle atención incluso cuando todo parece estar bien.
Cuando hablamos de “tiroides sin síntomas”, nos referimos a alteraciones en el funcionamiento de la glándula tiroides que no presentan signos clínicos evidentes. Es decir, puede haber un desequilibrio hormonal (hipotiroidismo o hipertiroidismo leve) sin fatiga, nerviosismo, cambios de peso o palpitaciones. Este tipo de disfunciones, que pasan desapercibidas en el día a día, pueden detectarse únicamente mediante análisis de sangre específicos.
Entre las formas más comunes de disfunción asintomática se encuentra la tiroiditis silenciosa, una inflamación transitoria de la glándula que suele cursar sin dolor ni molestias claras, pero que puede alterar tus niveles de TSH, T3 o T4 sin que lo notes.
La tiroiditis silenciosa es una inflamación de la tiroides que aparece sin causa aparente y sin síntomas visibles. A diferencia de otras tiroiditis (como la de Hashimoto o la subaguda), no provoca dolor, fiebre ni molestias al tragar. Puede aparecer después de un embarazo (en cuyo caso se llama tiroiditis posparto), tras una infección viral o de forma espontánea.
Suele presentarse en dos fases:
Aunque en la mayoría de los casos se resuelve sola, en ocasiones puede reaparecer o evolucionar hacia una alteración permanente del funcionamiento tiroideo.
La tiroides regula funciones clave como el metabolismo, la temperatura corporal, el ritmo cardíaco o el estado de ánimo. Incluso sin síntomas, una disfunción tiroidea puede:
Un diagnóstico precoz te permite actuar antes de que aparezcan complicaciones o síntomas más severos.
La única forma fiable de detectar si tienes una tiroides sin síntomas es a través de un análisis de sangre hormonal que incluya:
Incluso sin síntomas, conviene valorar una analítica si:
También se recomienda un control periódico a partir de los 40 años o si estás planificando un embarazo.