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La operación más frecuente que realizan los neurocirujanos infantiles o neurocirujanos pediátricos es la de tumor cerebral. Es la enfermedad más importante a parte de la leucemia a la que se pueden enfrentar los niños/as menores de 15 años.
En ocasiones, el niño/a puede desarrollar un tumor cerebral porque tiene una predisposición genética heredada. Entre los cinco y ocho años pueden aparecer tumores no cancerosos llamados astrocitomas o gliomas, y estos últimos pueden llegar a hacerse tumores de gran tamaño antes de manifestar algún síntoma. Los meduloblastomas (cáncer cerebral infantil) se desarrollan antes de los diez años, y los ependimomas pueden ser tumores benignos o malignos.
Los síntomas que se pueden observar en niños/as que pueden tener un tumor cerebral son dolor de cabeza al despertar, que desaparece con el paso de las horas, dolor de cabeza que se agrava al toser o cambiar la postura corporal, dolor de cabeza al dormir, vómitos o confusión, debilidad, visión doble o pérdida de visión, cambios de personalidad, más sueño de lo normal, pérdidas de memoria, dificultad para concentrarse o razonar, disminución de la funcionalidad y sensibilidad de un brazo o pierna, pérdida de equilibrio, sensación de vértigo, dificultad para hablar, etc.
Para valorar el alcance del tumor y determinar el tratamiento más adecuado para la erradicación del mismo, el neurocirujano infantil o neurocirujano pediátrico realiza algunas pruebas como TAC, Resonancia Magnética, análisis del líquido cefalorraquídeo, etc.