Publicado por: Ángel Amilibia Hergueta | ISNI: 0000000517782974
Los meniscos son dos almohadillas de una consistencia parecida a una goma (como el cartílago de la oreja) que se sitúan entre el cartílago del fémur y el de la tibia. Las lesiones en esta zona del cuerpo suelen producirse cuando la rodilla gira de forma violenta, como cuando se bloquea un esquí o se sufre una entrada en el fútbol o el rugby, aunque podría suceder perfectamente con levantarse bruscamente de una posición de cuclillas o por el simple desgaste.
Uno de los síntomas más frecuentes de lesión de menisco es la inflamación. En este artículo te vamos a explicar por qué puede estar inflamado el menisco y qué tratamientos es posible que te recomiende un traumatólogo.
Puede que no seas consciente de la importancia del menisco en tu día a día, así que presta atención a las funciones más importantes que desempeña:
Cuando un menisco está inflamado es porque ha sufrido una lesión. Como hemos dicho antes, puede que haya habido un gran traumatismo previo o tan solo que se haya ido lesionando y dañando. Dependerá de su gravedad que se hable de una fisura, un desgarro o de una rotura de menisco, de la que ya te explicamos todos sus síntomas.
Es importante diferenciar entre una inflamación de rodilla y una inflamación de menisco, ya que la primera puede ser causa de enfermedades que requieran de tratamiento.
Para determinar si tienes una lesión de menisco, debes tener en cuenta que:
A veces estos síntomas son muy sutiles y solo con una resonancia magnética articular se puede determinar que el menisco está afectado. Incluso hay gente que realiza deporte con el menisco roto y solo nota que se le hincha de vez en cuando.
En desgarros leves y esguinces moderados que provocan inflamación de menisco no se suele operar, a no ser que la persona sea joven y deportista y lo acuerde con un médico.
En los primeros días de tratamiento no quirúrgico es fundamental el reposo. Además, el hielo, el vendaje y mantener la rodilla elevada serán muy buenas prácticas para bajar la hinchazón.
La fisioterapia y la medicación antiinflamatoria terminarán con rehabilitar el menisco.
Para casos más graves, la solución puede pasar por operar. Con la tecnología actual, la cirugía reparativa es poco agresiva y los plazos de recuperación cada vez más cortos. Hay dos tipos de tratamiento quirúrgico: el que extirpa las partes dañadas del menisco y el que conserva el cartílago pero lo lima para evitar el desgarro.
Será un especialista el que determine qué solución es más adecuada tras las pruebas correspondientes.