Publicado por: Ángel Amilibia Hergueta | ISNI: 0000000517782974
En mi primer artículo os hable sobre cómo debe ser una alimentación saludable, cuáles son los alimentos que deberíamos consumir con frecuencia y cuáles son sus beneficios.
Ahora vuelvo para hablar sobre lo contrario: ¿Cuáles son los alimentos que es mejor evitar? ¿Cuáles son las características que hacen que no sean la mejor opción? A continuación os hablo sobre algunos de ellos.
En primer lugar, es importante evitar al máximo (mejor eliminarlos, directamente) todos aquellos “alimentos” con grandes cantidades de azucares simples, ¿por qué?, porque son alimentos muy calóricos y con ningún valor nutricional, únicamente aportan calorías vacías. Estos azucares hacen que aumente muy rápido el nivel de glucosa en sangre lo que se traduce en una liberación de insulina produciendo unos picos alterados que no son nada beneficiosos para el organismo. Estos azucares los podemos encontrar en bebidas azucaradas (coca cola, fanta, trina, aquarius, zumos…), en dulces en general (galletas, cereales de desayuno, bollería, pasteles, helados…) y también en alimentos que parecen sanos pero que no lo son, como por ejemplo barritas de cereales, tortitas, muchos productos sustitutivos de comidas…e incluso en alimentos que jamás pensarías que contienen azúcar pero que también, como embutidos, pizzas o tomate frito.
La OMS recomienda que el consumo de azúcar no supere el 10% de la ingesta calórica diaria y que además un consumo por debajo del 5% nos aportaría beneficios adicionales para la salud.
Por otro lado, también es recomendable evitar los alimentos con aceites y grasas saturadas tales como coco y palma, y también con ácidos grasos hidrogenados. Muchas veces, en la etiqueta de ingredientes de un alimento no aparece el tipo de grasa utilizado, si no que se oculta bajo “aceite o grasa vegetal”. En estos casos, sospechad que si no especifica que grasa han utilizado, es porque, precisamente aceite de oliva o girasol NO es, si no que los que han usado son los de mala calidad como el aceite de palma, coco… ¿Dónde podemos encontrar este tipo de grasas de mala calidad? Pues en alimentos como la bollería industrial o en comida precocinada.
Es importante, prestar atención y leer bien las etiquetas de lo que se lleva intención de comprar, para que no nos engañen con términos ocultos y sepamos cien por cien que es lo que vamos a llevarnos a la boca. Por supuesto, lo recomendable es evitar al máximo todo este tipo de alimentos y consumir con frecuencia aquellos que SÍ nos aportan nutrientes de calidad y beneficios tales como frutas, verduras, legumbres, frutos secos, huevos, carnes y pescados y cereales integrales.
Sara Garcés Carcas
Dietista.
Si quieres mejorar tus hábitos alimenticios y aprender a comer bien, un nutricionista puede ayudarte a elaborar una dieta adaptada a tus necesidades.
Si sufres alguna alteración hormonal, hipertensión u obesidad, un endocrino puede ayudarte a establecer una dieta adecuada a tu caso personal.