El TAC o escáner es una radiografía peculiar que nos proporciona la oportunidad ver los huesos y fracturas con mayor detalle, así como diferentes cánceres, deterioros al sistema circulatorio, entre otros.
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Su nombre íntegro es Tomografía Axial Computarizada, por lo que TAC es su nomenclatura. Además se le suele llamar escáner.
El escáner o TAC emplea una técnica característica de radiografía que, tras su tramitación por un ordenador, muestra imágenes precisas de dentro del organismo.
Una investigación de TAC tarda cerca de veinte minutos durante los cuales tendrás que mantenerte recostado y en quietud en una camilla.
En algunos, deberá ser inevitable usar un contraste para observar mejor diferentes zonas. En ese caso, el personal sanitario te transmitirá de los motivos y del coste extra y te suministrará dicho contraste (tinte) a través de una vena en la mano o en el antebrazo con antelación a comenzar la prueba. Puedes conversar con tu médico o con el centro de este tema antes de obtener tu consulta.
El TAC es de una sensibilidad mayor respecto a la resonancia magnética en el chequeo de los huesos y fracturas, mientras que la resonancia magnética es más útil en el análisis de las partes blandas del organismo.
Al contrario que la resonancia magnética, el TAC despide radiaciones que, si bien a las dosis corrientes son inocuas, debe prevenirse su exposición consecutiva. Sin embargo, la tecnología y sensibilidad de los aparatos recientes ha hecho que los riesgos secundarios sean mínimos.
Está contraindicada en mujeres embarazadas.
De la misma manera, el contraste está contraindicado en aquellas personas que ingieren diversos fármacos para el tratamiento de la diabetes (metformina) y debe valorarse su ejecución en el supuesto de enfermedades de corazón o renales con anterioridad de su consumo.
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Un TAC crea imágenes de alta calidad para analizar los huesos, tejidos blandos y vasos sanguíneos de la pelvis. Con una rápida prueba puedes encontrar la solución a tus problemas.
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