Publicado por: Ángel Amilibia Hergueta | ISNI: 0000000517782974
El virus herpes zóster es el responsable del herpes que lleva su mismo nombre. El primer contacto con el virus suele aparecer cuando somos pequeños y su manifestación se asemeja a la varicela.
Una vez ha pasado la infección, el virus sigue latente en nuestro organismo, por lo que ante ciertas situaciones vuelve a reaparecer en la piel, dando lugar al temido herpes zóster. Los brotes suelen desaparecer en cuestión de una o dos semanas. Ahora bien, en algunos casos puede persistir durante mucho tiempo y causar dolor con sensación de quemazón, lo que se conoce como neuralgia postherpética, una complicación habitual del herpes zóster.
A continuación, vamos a descubrirte qué es el herpes zóster, sus síntomas y causas. ¡Atención!
El herpes zóster es una infección que provoca una erupción que a menudo suele ser dolorosa. Puede aparecer en cualquier zona del cuerpo, aunque gran parte de las veces se manifiesta en la parte izquierda o derecha del torso con algunas ampollas que cubren una pequeña área.
El virus varicela-zóster es el responsable, un virus que, además, causa la varicela. Una vez hemos pasado esta enfermedad en la niñez, el virus se encuentra inactivo, aunque puede volver a reactivarse en forma de herpes zóster.
Por suerte, no estamos hablando de una patología grave que pueda derivar en muerte, aunque resulta bastante molesta y dolorosa. Es posible reducir las posibilidades de su reaparición con ayuda de las vacunas.
Además, si se trata rápido, la infección por herpes zóster puede aminorar bastante y se pueden evitar complicaciones posteriores. Una de las más comunes es la neuralgia postherpética de la que ya hemos hablado.
Cualquier persona que haya pasado la varicela puede perfectamente desarrollar el herpes zóster. Como ya hemos indicado, es provocado por su virus y tras recuperarnos de la enfermedad, se mantiene pasivamente en el sistema nervioso, donde puede permanecer años inactivo.
No siempre pasa, pero cuando sucede es porque el virus ha recorrido las vías nerviosas hasta llegar a la piel donde se desarrolla el herpes zóster. El motivo por el que se reactiva no se sabe a ciencia cierta, aunque puede ser la respuesta a una inmunidad baja. De hecho, las personas mayores o que tienen un sistema inmunitario más débil son perfiles a los que suele afectar.
Este virus está dentro del grupo de los virus del herpes, donde también se encuentra el herpes labial y genital, pero no deben confundirse. De hecho, el herpes genital es una infección de transmisión sexual.
Si te estás preguntando si una persona con herpes zóster puede contagiar a otra, la respuesta es sí. Normalmente, la transmisión del virus se produce tras estar en contacto directo con las llagas abiertas del herpes zóster. Ahora bien, la persona infectada, que no cuenta con inmunidad contra la varicela, adquirirá la enfermedad, no el herpes zóster.
Una persona aquejada del herpes zóster debe evitar el contacto físico con personas que no se hayan vacunado contra la varicela o no la hayan pasado, al menos hasta que las ampollas no terminen en costra, signo de que la infección ha pasado, más aún si hablamos de recién nacidos, mujeres en estado o personas con sistemas inmunitarios débiles.
Por regla general, el herpes zóster se manifiesta en una pequeña área a un lado del cuerpo. Cuando estos sucede, los principales síntomas que aparecen son los siguientes:
En el caso de algunas personas, también pueden presentarse los siguientes signos:
Normalmente, es el dolor el síntoma más característico del herpes zóster que aparece en primer lugar. De hecho, según la zona afectada por el herpes y su intensidad, si no se ha desarrollado la erupción, la persona puede confundirlo con otro problema asociado a los riñones, los pulmones o el corazón.
Esta situación no sucede en la mayoría de los casos, pero puede ocurrir. Lo normal es que el herpes zóster provoque una erupción de ampollas en un lateral del torso, aunque también puede presentarse a un lado de la cara o del cuello, e incluso alrededor del ojo.
No existe tratamiento alguno que sirva para curar el herpes zóster.
Ahora bien, podemos reducir los síntomas para que resulte menos molesto. Uno de los tratamientos más utilizados son los fármacos antivirales, introducidos en el organismo por vía oral o intravenosa, aunque no siempre son necesarios, teniendo en cuenta que la infección puede desaparecer en cuestión de 7 días.
Sea como sea, si el médico decide recetarlos para acelerar la recuperación del paciente y evitar complicaciones posteriores, los medicamentos más conocidos son:
En el caso de pacientes inmunosuprimidos con el sistema inmunológico debilitado, se recomienda su empleo por vía intravenosa para evitar que el virus pase a otros órganos. También resulta recomendable en el caso de los pacientes mayores de 50 años, aunque en este caso por vía oral, para evitar el desarrollo de una neuralgia postherpética.
Es importante aclarar que este tipo de tratamientos solo son efectivos si son utilizados dentro de las primeras 72 horas desde la aparición de las ampollas. Asimismo, el paciente debe tener cuidado para no causar la sobreinfección del virus a través del uso de antisépticos tópicos.
Si la persona no ha usado ningún tratamiento y se presenta la neuralgia postherpética, se puede tratar a base de analgésicos e incluso fármacos antidepresivos o antiepilépticos en caso de que no exista mejoría. Sea como sea, cuando esto ocurre, el herpes zóster puede generar un dolor intenso, que puede ser tratado por el médico de múltiples formas:
El herpes zóster suele durar de una a seis semanas. Gran parte de las personas lo padecen una vez, aunque puede manifestarse varias veces a lo largo de una vida.
Bibliografía: