Publicado por: Ángel Amilibia Hergueta | ISNI: 0000000517782974
Dormir. Todos necesitamos dormir, porque no hacerlo con la cantidad o calidad adecuada puede tener efectos negativos en nuestra salud y en nuestro rendimiento en el día a día. No todos necesitamos dormir lo mismo, ya que por ejemplo con la edad varían mucho nuestras necesidades de sueño: mientras que un bebé puede dormir más de 16 horas al día, un adolescente suele necesitar entre 9 y 10 horas, y a un adulto le suele bastar con 7 u ocho horas de sueño, e incluso hay quién se siente descansado aunque haya dormido solamente 6. Pero es claro que todos necesitamos dormir, y el problema surge cuando esto se vuelve difícil para nosotros y en ocasiones dormir se convierte en una pesadilla.
La dificultad para dormirse o mantener el sueño se denomina insomnio, y se suele considerar que una persona sufre insomnio si tarda por lo general más de media hora en dormirse, si se despierta de forma reiterada durante la noche o si duerme menos de 6 horas. Como consecuencia, una persona insomne suele tener una sensación de cansancio general durante el día ya que el sueño no le ha resultado suficientemente reparador, además de presentar episodios de somnolencia y dificultades de concentración derivadas del poco descanso. También puede conllevar un deterioro de algunas funciones cerebrales y una disminución en la capacidad de reacción ante algunos estímulos, así como una ralentización del habla y una disminución del deseo sexual. En general pues, el insomnio tiene efectos claros sobre el bienestar.
Varios estudios apuntan a que un 30% de la población adulta sufre insomnio, y que tiene mayor prevalencia en las mujeres, y que hasta un 90% de nosotros hemos tenido algún episodio puntual de insomnio. Las causas que pueden llevar a ello son muy diversas: desde causas psicológicas o factores de estrés hasta factores ambientales que dificultan el sueño (ambientes ruidosos, calurosos, etc.), pasando por el consumo de café, alcohol o tabaco.
Existen algunos consejos y pautas a tener en cuenta para evitar y disminuir el insomnio. Son los siguientes:
Si quieres mejorar tus hábitos alimenticios y aprender a comer bien, un nutricionista puede ayudarte a elaborar una dieta adaptada a tus necesidades.
Los trastornos del sueño, los fuertes dolores de cabeza o las adicciones pueden tener origen en una irregularidad en la actividad cerebral. Si quieres descartar o confirmar esta posibilidad, un electroencefalograma te permite conocer como funciona tu cerebro de forma indolora.